Descripción:

 

El castillo ocupaba un lugar estratégico en la entrada al Reino de Valencia y estuvo en uso hasta principios del siglo XVII, cuando fue parcialmente derruido por don Miguel de Vallterra.

El origen de la villa de Torres Torres se remonta a la época musulmana. En aquel entonces es probable que ya existiera el actual castillo, junto al núcleo de población árabe de Torox. Este castillo constituía uno de los baluartes defensivos con los que contaba el camino hacia Valencia. Por su emplazamiento elevado, sobre una colina, el fuerte controlaba también el paso por la vía del Palancia, el tradicional camino que enlaza los territorios aragoneses y valencianos.

En la campaña de Reconquista del siglo XIII, el Rey Jaume I tomó el castillo y su población y lo donó, junto con otras poblaciones, al caballero Beltrán de Bellpuig, cuyos descendientes ostentaron el señorío de la Baronía de Torres Torres hasta 1445, año en que fue transmitida a Juan de Vallterra. Ya en el siglo XVIII el castillo y su baronía pasaron a manos de la familia de los Castellví. Este castillo se desarrolla a partir de una planta poligonal que llegó a contar, según las referencias documentales que han llegado hasta nosotros, con hasta cuatro torres más la del Homenaje. En la actualidad, el bastión sólo conserva dos de estos torreones y la torre principal, que es el elemento más sobresaliente en su estructura. Dentro del recinto del castillo se observan asimismo, restos de varios edificios, con algunas puertas y ventanas en buen estado de conservación. Todavía perviven vestigios de los muros que lo circundaban. Algo retirado de esta plaza fuerte se fue creando el núcleo original de Torres Torres.

El valor estratégico de esta fortaleza hizo que tuviera un activo papel en los conflictos bélicos en los que estuvo inmerso el Reino de Valencia hasta el siglo XIX. Así, durante las Guerras Carlistas decimonónicas se modificó parcialmente su estructura defensiva para adaptarlo a las nuevas técnicas y armamento militar. De esta manera, se alteró parte de su fisonomía para poder emplear desde sus partes más elevadas elementos de artillería. Las saeteras también fueron modificadas y las estrechas oberturas rectas dejaron paso a orificios redondos por los que poder disparar armas de fuego.

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